Abro el correo,
sin ninguna excusa más que ver
la bandeja vacía
lo que en su momento
era increíble
es lo opuesto,
es terrible
por eso el ahora
lo diluyo en agua
como té de manzanilla
si tanto me quiere
dejame en paz,
digo en voz baja
cada vez que pasa
frente a mi ventana,
aveces pasa como un atardecer
otras como un pajarito,
siempre como un recuerdo
la cortesía no alcanza
ni siquiera para un buenos días,
apenas si logramos
una mueca,
una mueca de saludo,
con tanta frialdad
que hasta un cínico se ofende,
antes no te conocía
y te quería...
ahora no me interesa